Se dice que el agua es el solvente universal debido a que tiene la posibilidad de disolver alrededor del 50% de las sustancias conocidas en cualquier medio, como el suelo o el cuerpo. Es además muy abundante, en comparación con otros solventes.
El poder disolver sustancias presentes en el suelo le permite, por ejemplo, que los vegetales puedan integrar a su sistema minerales disueltos en el agua y a los animales les facilita la circulación por la sangre de desechos y nutrientes. Puede transportar oxígeno, permitiendo así la vida acuática.
Este poder de solubilidad se da por el tipo de enlaces que tiene, covalentes polares, que hace que se rompa el enlace existente de las sustancias a disolver (enlaces polares). Las sustancias que son solubles en agua se les dice hidrofílicas, y las que no se disuelven en agua, como en el caso de lípidos, suele tener enlaces apolares, se les llama hidrofóbicas.
En términos
químicos, el agua es un solvente eficaz porque permite disolver iones y moléculas polares. La inmensa mayoría de las sustancias
pueden ser disueltas en agua. Cuando el agua es
empleada como solvente se obtiene una disolución acuosa; por lo tanto, a la sustancia disuelta se la denomina soluto y al
medio que la dispersa se lo llama disolvente. En el proceso de disolución, las moléculas del agua se agrupan alrededor delos iones o moléculas de la sustancia para mantenerlas
alejadas o dispersadas. Cuando un compuesto
iónico se disuelve en agua, los extremos positivos (hidrógeno) de la molécula del agua son atraídos por los aniones que contienen
iones con carga negativa, mientras que los
extremos negativos (oxígeno) de la molécula son atraídos por los cationes que contienen iones con carga positiva. Un ejemplo
de disolución de un compuesto iónico
en agua es el cloruro de sodio (sal de mesa), y un ejemplo de disolución de un compuesto molecular en agua es el azúcar.
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